Tierras del Lince

Tierras del Lince

jueves, 24 de septiembre de 2015

Un séptimo hombre: imágenes y palabras sobre la experiencia de los trabajadores emigrantes en Europa.



Título: Un séptimo hombre.
Autor: John Berger con fotografías de Jean Mohr.
Editorial: Capitán Swing.






















Puntuación: sociología poética.
Forma de lectura: con memoria histórica.

Comentario:
En 1975 el gran John Berger publicó "Un séptimo hombre", un extraordinario ensayo sobre la experiencia de los trabajadores emigrantes en los países occidentales (eso sí, los de los Pirineos para arriba) después de la Segunda Guerra Mundial.

Afortunadamente, Capitán Swing ha decidido reeditar este libro y nosotros tuvimos oportunidad de adquirirlo en Letras Corsarias, donde tenemos descuento especial por ser socios de SOCYL (anímense, hombre). 

La verdad es que conocíamos y leíamos a Berger como novelista y poeta, como hombre comprometido con la cultura rural europea. Sin embargo, no conocíamos esta faceta de puro analista social pese a que sus obras literarias tienen grandes aportaciones en este sentido.
Berger maneja cifras y estadísticas y desnuda el mecanismo social y económico que se esconde detrás de la importación de mano de obra barata para las economías desarrolladas. No obstante, lo que dota a "Un séptimo hombre" de una extraordinaria actualidad, es su capacidad de ponerse en la cabeza del emigrante, de describir sus vivencias, aspiraciones, esperanzas, miedos y temores con su destacada maestría narrativa

Personas que proceden de España, Portugal, Yugoslavia, Italia, Grecia o Turquía pero que, a ojos de Berger, son semejantes: campesinos alimentando la maquinaria incomprensible de un capitalismo urbano y urbanizador. Todos pasan por los tres momentos en los que divide el libro: la partida, el trabajo, el regreso.




Mención aparte para las fotografías de Jean Mohr que acompañan perfectamente el discurso de la obra en una cuidadísima edición. Una de las fotos retrata las tareas del campo en... ¡Salamanca! (a ver si la encontráis). 

Estos días nos encontramos con miles de personas que demandan ayuda y refugio a una Europa responsable, en una buena medida, de su éxodo. Esperemos que la lamentable respuesta de los que dicen ser nuestros gobernantes, se vea desbordada por la solidaridad de un pueblo que todavía hoy sigue cruzando fronteras en busca de un futuro mejor.



martes, 15 de septiembre de 2015

Perdidos en el Cerrato.



Una semana recorriendo TODOS los pueblos del Cerrato Palentino dan para muchas pequeñas experiencias. Sabemos que un número considerable de los lectores de este blog, poco acostumbrados a los avatares de la sociología rural, os preguntaréis qué es eso del Cerrato

Unos pocos, buenos aficionados al basket patrio, sabréis que Quesos Cerrato es el patrocinador principal del equipo de baloncesto de Palencia que compite con éxito en la Adecco Oro. Pero de lo que no nos cabe la menor duda, es que la mayoría habéis atravesado en algún momento estas tierras palentinas, ubicadas en las zona sureste de la provincia, por las autovías que la cruzan.

Y este es, precisamente, uno de los puntos negativos de las autovías: pasamos por los territorios sin conocer sus gentes, pueblos, patrimonio, tradiciones, etc. Incluso puede ser peor si lo que hacemos es parar tan solo en las horrendas estaciones de servicio globalizadas que ni tan siquiera venden ya CD´s de Los Chichos o de los chistes de Arévalo.

Para aquellos que decidáis adentraros en esta comarca por Dueñas, Venta Baños, Villamuriel de Cerrato o Magaz de Pisuerga, disfrutad de los paisajes surcados por polígonos industriales, la red ferroviaria y las circunvalaciones. Si le echáis un poco de imaginación, el paisaje recuerda a la magnífica fotografía de True Detective II y, por momentos, os sentiréis como los atormentados personajes de la serie.


Pero el Cerrato ofrece más de lo que parece a primera vista. Lo primero a destacar es la franca simpatía de sus gentes, rompiendo con el estereotipo de huraño castellano que se suele adjudicar. Como indica su nombre, estamos en una zona de tierras onduladas dominada por cerros desde los que se contemplan bellos paisajes. Las cuestas son abruptas y conectan los páramos con valles bañados por ríos y arroyos. Además, hay frondosos bosques de ribera a orillas de los grandes ríos, como el Pisuerga.

 

Los pueblos destacan por su rico patrimonio artístico y la continua presencia de bodegas y cuevas horadadas en la tierra. De todos ellos, consideremos imprescindible visitar Astudillo, Palenzuela, Cevico Navero y Vertavillo

Otra de las ventajas de trabajar en el Cerrato ha sido el descubrimiento de el Restaurante El Lagar en Baños de Cerrato. Después de varios días de menús de batalla donde no atinamos, fuimos a comer con los deberes ya hechos y eso nos permitió disfrutar de una buena comilona y agradable conversación con Maite, la propietaria, una simpática y tenaz bilbaína que ha sacado adelante su negocio frente a los malos presagios de sus paisanos. Esta vez, y que no sirve de precedente, nos salimos del menú del día y optamos por la carta de la que sobresalía un pulpo braseado y un chuletón de buey a la piedra de impresión. Altamente recomendable.

Para beber, como no podía ser de otra forma, nos trasegamos un Cigales fresquito. Para ayudar a hacer la digestión nos dimos una vuelta por la iglesia visigoda y la fuente de San Juan aledañas al restaurante.

La estancia cerrateña coincidió con las fiestas de San Antolín en Palencia y aprovechando la circunstancia escudriñamos el programa en busca de un concierto que nos ayudara a distraernos de la dura tarea de consultores. Para nuestra sorpresa las fiestas cuentan con un ciclo musical bajo el título Palencia en Negro dedicado al soul, funk y rythm and blues. Siempre es bueno un poco de meneo así que no faltamos a una de las citas y disfrutamos con el bolo de los Mambo Jambo. Ya los habíamos visto en sala el año pasado (ver crónica en este blog) y el concierto al aire libre fue igual de intenso y vibrante.