Hemos enviado a nuestra colaboradora Marina a que haga sociología de campo por esos festivales de Dios, cual viajero tío Matt y éstas han sido sus impresiones.
Este
fin de semana hemos estado en el Low
Cost en Benidorm y hemos
observado algunas cosas. No, no vamos a hacer una crónica musical porque esta vez el aspecto humano ha podido con
nosotros (y esto no es ninguna crítica a su calidad, entendednos).
Nos hacemos mayores
Lo
primero que nos ha llamado la atención ha sido que los festivales crecen con su público. ¿Se acuerdan de aquellos
festivales en los que las barbas con canas eran de algún personaje algo
trasnochado con síndrome de Peter Pan?
Pues resulta que los festivales son la Tierra
de Nunca Jamás. Es decir, que si aquel tipo que había pasado los 30 al
principio de nuestros tiempos festivaleros nos parecía fuera de lugar, ahora resulta que no sólo nos sentimos más identificados con él y su mini de cerveza
que con el copeo brutal en el descampado donde aparcamos nuestro coche (sí
amigos, esta vez ni siquiera fuimos al camping),
sino que vemos que es el público medio.
Despidámonos con
música
Claro,
hacerse mayores implica cumplir con ciertos ritos de paso. Han sido varias las despedidas de soltero/a que nos
hemos encontrado. Sí, si algún día tenéis que organizarme una, podéis hacer que
sea de festival. Y no, no necesito zona VIP.
Festival para toda la
familia
El
Sonorama inauguraba en 2011 su
sección Sonorama Baby, una programación de sábado por la mañana pensada
específicamente para los niños (este
año con Petit Pop http://petitpop.es/). Dado
que no hemos hecho trabajo de campo al respecto, no vamos a hablar de cómo a
nos gusta perpetuar nuestros gustos, valga la redundancia, a nuestra prole.
Tarea pendiente. Tampoco sabemos cómo de extendidas están iniciativas similares
entre otros festivales, pero lo que sí podemos decir es que hemos visto a muchos niños en el Low. Y
cuando decimos niños, en la mayoría de los casos observados hablamos de niños
con carrito y, por ende, menores de 5 años (los que seáis padres me perdonáis
que me cure en salud poniendo una edad tan elevada para el abandono efectivo
del desplazamiento en carrito).
Encantados
de que exista gente que no ve la paternidad
como un impedimento para seguir viviendo su vida y disfrutando de la música,
aunque ahora lo hagan cargando con bosas llenas de biberones y pañales, en vez
de con neveras cargadas de alcohol.
Clasismo everywhere
Otras
de las cosas que se ha puesto de moda en los festivales son los abonos VIP. ¿Qué es esto? Pues ni más
ni menos que otro elemento de distinción: yo soy VIP, tú no. Una manera de
ascender en la escala social
festivalera.
Siempre modas. Este
año: Libertad
Soy
chica y me fijo en los estilismos que llevan otras chicas, y si el primer día
me llamó la atención cómo los estampados
de flores de repente estaban por todas partes porque es lo que vemos en Inditex, y las flores en la cabeza en
varios colores y tamaños, al final lo que más reseñable me pareció fue la reivindicación de libertad por parte de
las asistentes. En particular la de sus pechos.
El sujetador no se
lleva.
Comprad, malditos
No
me di un paseo por la zona “comercial” del festival donde venden ropa y
accesorios, pero el consumo se olía a
cada paso. De hecho, antes de entrar al recinto una gran compañía de comida basura ya te ofrecía un abanico
de cartón. Y una vez dentro, una marca de ropa te hacía un tatuaje que
representaba, ojo al dato, un código de
barras. Anonimicémonos. Vimos regalos de varios tipos, todos publicitando
productos, claro, y vimos mucha gente contenta de tener algo inservible, pero gratis. Compañías telefónicas también
presentes, claro…
Sólo por terminar…
Da
la casualidad de que dos semanas antes estuvimos en el GraniRock Revolution Fest, en Quintana de la Serena (Cáceres), un
festival en cuyo cartel destacaban Calle 13 y Soziedad Alcohólica. Camisetas
negras de varios grupos, latas de cerveza por doquier, sólo dos puestos de
comida y únicamente uno de ropa/accesorios. Esto es solo una presentación, no
pretendemos comparar ambos festivales. En
el Low vimos camisetas de los Goonies y nostalgia de los 80 y en el GraniRock
vimos banderas con distintas reivindicaciones, incluida la de Grecia.